Muy probablemente, los autores del Nuevo Testamento, en general, y los evangelistas en particular, intentaron transmitir una imagen de Jesús de Nazaret que en nada tiene que ver con la realidad, es decir con el Jesús real, ni con la mayor aproximación posible a éste, el Jesús histórico.

Quizá uno de los datos más controvertidos del personaje sea su carácter piadoso versus carácter violento. No es posible que los evangelistas quisieran emplear recursos como la ironía o el oxímoron al hablar de Jesús, por lo que debemos deducir que sencillamente no cayeron en la cuenta de que en sus escritos serían analizados con lupa por exégetas e historiadores del siglo XXI y que estos escudriñarían hasta el punto de advertir serias contradicciones en la personalidad del personaje que quisieron publicitar y, posiblemente, también en su doctrina.

Como apunta el profesor Antonio Piñero, no debería haber ningún inconveniente en aceptar que un mismo personaje histórico, como Jesús, pudo tener en unos momentos una postura pacifista, y en otros, una violenta. Nos detendremos, entonces, en los aspectos que caracterizan a Jesús y a sus seguidores inmediatos como personas no pacifistas porque, al respecto, la tradición teológica se ha encargado de destacar al Jesús pacifista a lo largo de veinte siglos de cristianismo. Con ello no pretendemos negar el aspecto pacífico de Jesús, si no recabar la posibilidad de que, además de pacífico, también fue violento. Una persona puede tener conductas bien distintas, pacíficas o beligerantes, según sus circunstancias vitales y el contexto en el que se encuentra; hay fundamentos psicológicos y neurocientíficos que avalan ese doble comportamiento sin necesidad de sufrir una psicopatología, desde el llamado “secuestro emocional”, hasta el ataque de ira o el ataque de pánico, pasando por una conducta de defensa.

Decir que, lo que se critica muchas veces a los partidarios de defender la hipótesis del Jesús sedicioso, es decir, el no citar textos o versículos donde Jesús aparece bondadoso, es lo que suele hacerse para defender la idea contraria. Si analizamos con rigor científico lo que de histórico hay en los evangelios y en otros libros del Nuevo Testamento, comprobaremos como Jesús sufre una evolución espiritual ya que los pasajes sediciosos (presumiblemente más violentos) aparecen al final de su vida, lo que podría justificar esta aparente contradicción.

Autores como Larry Hurtado, Fernando Bermejo, Joel Carmichael o el propio Antonio Piñero, informan que Jesús, al final de sus días, adoptó una postura que podríamos catalogar de violenta, porque creía en la inminente instauración del reino de Dios y, eso conllevaba una afrenta sediciosa contra el Imperio romano y su emperador. Pondremos algunos ejemplos extraídos de la obra de Fernando Bermejo Rubio “La invención de Jesús de Nazaret. Historia, ficción, historiografía”:

Quienes arrestan a Jesús son un grupo armado (Mc 14,43.48), Jesús ordenó a sus discípulos comprar espadas (Lc 22,36), algunos discípulos poseían espadas (Mc 14,47; Lc 22,36.38.49) En el arresto hubo resistencia armada (Mc 14,47; Mt 26,51; Lc 22,38.49-50; Jn 18,10-11)

La violencia aparece no sólo en el episodio del arresto, también lo hace en el lenguaje y en algunas prácticas de Jesús (Mt 10,34; Lc 12,49; Jn 2,15)

Los discípulos más allegados muestran una actitud un tanto violenta (Mc 3,17; 9,38; Lc 9,51-56)

La aspiración al trono de Israel de Jesús, que aparece en los relatos de la pasión, lo hace también en otros versículos, como por ejemplo los referidos a la entrada triunfal en Jerusalén.

Jesús desea pasar inadvertido en ciertos viajes (Mc 9,30) Otros pasajes de su estancia en Jerusalén presuponen secretismo y precaución (Mc 11,1-6.11.19; 14,12-16)

El sumo sacerdote temía que Jesús continuase sus actividades con una intervención violenta del poder romano (Jn 11,47-50)

Jesús prometió a sus discípulos que se sentarían sobre tronos (Mt 19,28; Lc 22,28-30) y aquéllos esperaban que Jesús restaurase el reino a Israel (Lc 24,21; Hch 1,6) También ciertas palabras del nazareno indican el deseo de construcción de la unidad de Israel (Mt 23,37; Lc 13,34); 14)

Jesús predicó la llegada inminente del reino de Dios como una realidad material (Mc 10,28-30.35-41; Lc 22,24.30) y estas expectativas tendrían implicaciones políticas, al expresar el anhelo del fin del dominio romano (Mt 10,16.21-23.34-39; Lc 12,4; 14,25-27) Hostilidad contra Roma (Mc 8,34-35; Mt 10,38/Lc 14,27)

Hay episodios en los que algunos discípulos expresaron su disposición a morir con Jesús (Mc 10,38-39; 14,29.31; Lc 22,31-33), mientras que otros (huida de Getsemaní, traición de Pedro) expresan el temor de los discípulos a ser apresados y/o ejecutados.

Hay gran hostilidad recíproca entre Jesús y el tetrarca Herodes Antipas (Mc 8,15; Lc 13,31-32) Jesús acusado de oponerse al pago del tributo a Roma (Lc 23,2)

Jesús es acusado por proclamar un mensaje subversivo y por sus pretensiones regias (Lc 23,1-5) Tumultos populares relacionados con Jesús (Mc 14,2; Jn 6,15) así como comentarios mordaces contra los gobernantes (Mc 10,42-45; Lc 22,25; Lc 7,25/Mt 11,8; Mt 17,25)

Se compara a Jesús y sus seguidores con movimientos armados sofocados por los romanos o revueltas populares con derramamiento de sangre (Hch 5,35-39; Mc 15,7; Lc 23,19)

Jesús fue acusado de «muchas cosas», Mc 15,2-3) que pueden haber sido cargos políticos (Lc 23,2) Anhelo de liberación nacional de Jesús y de subyugación de los gentiles (Lc 1,32-33.51-55.68-74; Lc 2,38); Cristo como guerrero con un manto de sangre y al mando de huestes celestiales (Apc 14,20; 19,12-16)

A continuación, exponemos algunos ejemplos muy evidentes de dichos de Jesús, recogidos en los evangelios, acerca de la cuestión violenta:

Lucas 12:49: «Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!»

Mateo 10:34: «No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, si no la espada»

Lucas 12:47-49: «El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más. Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!»

Lucas 12:51: «¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división»

Marcos 11:15-16: «Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y prohibió que transportaran cargas por el Templo» Juan 2:15-16: «Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio»

Mateo 21:12: «Después Jesús entró en el Templo y echó a todos los que vendían y compraban allí, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas»

Lucas 22:36: «Él agregó:Pero ahora el que tenga una bolsa, que la lleve; el que tenga una alforja, que la lleve también; y el que no tenga espada, que venda su manto para comprar una»

Marcos 9:42: «Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar»

En definitiva, no podemos afirmar que el Jesús histórico fuera una persona pacifista, sobre todo como entendemos el concepto en el siglo XXI; fue una persona con comportamientos pacifistas y, al tiempo, con comportamientos violentos, sobre todo cuando, al final de sus días, estaba convencido de la inminente llegada del reino de Dios en la tierra y la expulsión, por ende, de los romanos, así como la supremacía de Israel sobre el resto de las naciones.

Para saber más:

– Antonio Piñero (2006) Guía para Entender El Nuevo Testamento. Trotta

– Fernando Bermejo Rubio (2018) La invención de Jesús de Nazaret: historia, ficción, historiografía. Ed. Siglo XXI.

– Gerd Theissen Y Annette Merz (1999) El Jesús Histórico. Ediciones Sígueme.

– Joel Carmichael (1992) The Birth of Christianity: Reality and Myth. Ed. Dorset. – Larry Hurtado (2013) ¿Cómo llegó Jesús ser Dios? Cuestiones históricas sobre la primitiva devoción a Jesús. Ediciones Sígueme.